Jan 10, 2010

dudas de infancia


Tengo algunos recuerdos de la niña cuestionadora que fui. Después, esas preguntas y confrontaciones fueron apagadas por la sociedad en general. Cuando se me estimuló a cuestionarme de nuevo era demasiado tarde, había olvidado cómo hacerlo. Pero de pequeña, me preguntaba muchas cosas, aunque pocas expresaba a los adultos.

Recuerdo una tarde en que íbamos en el coche, mi padre, mi madre, mi hermano y yo. Debía yo de haber tenido unos 12 ó 13 años, si no es que menos, pero no más. Había estado dándole vueltas a un asunto en mi cabeza y no lograba encontrar la respuesta. Como estaba a la mano la persona más respetable para consultar inquietudes, me dirigí a mi padre:

-¿Papá, México está en el mundo, verdad?-
-Si- respondió pacientemente.
-Y el mundo sabemos que está en la Vía Láctea, ¿verdad?-
-Si, el mundo está en la Vía Láctea- dijo.
-Y luego la Vía Láctea está en el Universo, ¿verdad?- seguí con mi lógica.
-Exactamente, la Vía Láctea está en el Universo- respondió.
-Pero, ¿dónde está el Universo?- honestamente esperé una respuesta. Se quedó pensativo unos minutos.
-El Universo, bueno, es enorme, es infinito- por fin atinó a responder.
-Si, si, es infinito- insistí, -pero, básicamente no sabemos dónde está el Universo, ¿verdad?-
Creo que aquí guardó silencio. Y yo, con firmeza y seguridad, aseveré:
-Entonces, al fin y al cabo, no sabemos dónde estamos, ¿no es así?-

No recuerdo ya qué me respondió. Sólo recuerdo la sensación de que todo, absolutamente todo, era cuestionable si es que no sabíamos dónde estaba localizado el Universo. Vaya, no sabíamos nada de nada. Ese pensamiento estuvo en mi cabeza por varios días. Con mi padre no volví a tocar el tema. Empezaba a gestarse lo que mi hermano llamaba "anarquía".

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