Aug 26, 2013

querido mío

Querido mío,

Habitas mis horas con la delicadeza de tu recuerdo.  He despertado con el sabor de tu cuerpo quieto en la cama, tu respiración tenue y tu calor vivo, con su carácter pacífico y sosegado de las mañanas.  Luego he hecho varias cosas, labores de casa, poner algo de orden, atender a mis afectos... y de nuevo has venido a mi memoria, sentado en el comedor con los brazos sobre la mesa, la espalda recta y la mirada en algún punto lejano, esperando pacientemente el desayuno, comiendo todo y celebrando sin ningún gesto especial, y simplemente siendo tú, que te sale tan bien y lo disfruto tanto.

Hoy tenemos lluvia temprano.  Salí con los perros a caminar y nos cayó un aguacero enorme en el camino.  Nos empapamos y emprendimos el regreso completamente mojados, y entrando en casa he mirado el sillón y de nuevo te he recordado sentado con tu libro, tardando un momento en levantar la cara, observándome y mandándome a un baño caliente, y me dices que me abrigue, y me conforta que busques confortarme, tus palabras, tu intención. Más que el baño.

Ha venido la noche y sus cigarras.  La lluvia sigue cayendo y he encendido las luces de la casa.  Está todo tranquilo y en penumbras color ámbar, como quiero refugiarme cuando ya todo es silencio y el día ha terminado.  Estoy escribiendo sobre ti y apareces con tus pasos silenciosos por los cuartos, buscando algo que no dices o haciendo algo que no avisas, siempre independiente, siempre discreto, siempre autosuficiente.

Me gusta mucho cómo eres.  Me gusta tu forma de ser y lo que haces, lo que dices, lo que piensas y cuando me compartes.  Me gusta que seas mío a ratos, que vengas de visita y hagas esas cosas que haces solo, sin que nadie te lo indique.  Me gusta que te bastas y te conoces, que te decides y que actúas, y que no esperas a que nadie apruebe nada tuyo.

Ahora voy a meditar arriba un rato.  El perfume de tu paz está presente mientras me siento en silencio con el corazón abierto.  Deseo abrazarlo todo tal cual es y se presenta.  Imagino una luz rosa que sale de mi pecho hacia el Planeta, lo rodea completo y lo apapacha, y se expande al infinito hasta unirse con la Fuente.  Voy a recordar tus enseñanzas y tantas cosas que me dices de este camino especial y personal.  Voy a estar presente y en silencio, completamente quieta y haciendo todo con lo menos posible.

Y al pararme, miraré ese rincón de nuestra guarida, entre sombras amarillas y naranjas, el pabellón puesto estas noches húmedas de bichos y cigarras.  E imaginaré tu cuerpo hermoso de cobre pulido y generoso, tendido y reposado entre edredones, listo para darme su calor único y perfecto.

Te amo.

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