Jul 19, 2015

tomarme

tal vez por fin estaba lista para tomarme a mí misma y soltarlo. hace más de un año la Ayahuasca lo había dicho claramente: suéltalos a todos... a él también, suéltalo. y quizá por fin había llegado el momento de hacerlo. y sin embargo, al momento de recuperar toda mi energía, otra parte de mí lo amaba más, más libremente, más silenciosamente, sin decirle nada, sin desearlo, sin extrañarlo. y no comprendí muy bien cómo podía soltarlo y amarlo al mismo tiempo. era algo nuevo para mí.

el espejo / el complemento

"Si crees que estás iluminado, pasa con tu familia 2 semanas" - Ram Dass

Quizá recientemente es cuando más claramente me he dado cuenta que todo lo que rechazamos en otros está en nosotros mismos también.  Cuando algo de los demás nos irrita, nos molesta, nos duele, nos enfurece, si miramos detenida y profundamente, encontraremos eso mismo dentro de nosotros mismos, operando silenciosamente, y -aparentemente- desde un lugar profundo y "diferente" del que observamos en nuestro interlocutor.  Más no es así.  Eso que vemos en el otro que nos está desquiciando, también está adentro de nosotros tal cual, no hay nadie "adelante" ni nadie "atrás".  Pero nosotros gustamos de creer que "no somos así", o que en nosotros "no es igual".  No hay argumento que valga.  Simplemente el que algo en la actitud de alguien más nos incomode es la evidencia irrefutable de que eso habita en nosotros indudablemente. De otra forma, no reaccionaríamos con ninguna emoción rabiosa, simplemente dejaríamos pasar la actitud del otro, no de forma indiferente, sino emanando natural y graciosamente, emociones no corrosivas.  Todavía no estamos tan iluminados como para comprenderle, ser compasivos con él, perdonarle, aceptarle, y mucho menos para reconocer que nosotros habríamos hecho lo mismo o algo parecido.

Y como sociedad, como humanidad, manifestamos este espejeo continuamente.  Cuando vemos en internet imágenes de animales maltratados brutalmente, cazados, asesinados, ¿qué opina la gente que comenta al respecto?  La reacción es igual a la situación inicial: se demanda el asesinato, sufrimiento, humillación, aniquilación de los responsables (evitemos la palabra "culpables").  Así, al ver a un perro que ha sido mutilado, la gente dice "que mutilen al desgraciado que hizo esto", al ver a alguien que caza animales exóticos, la gente opina que el cazador "está enfermo", "debe ser asesinado y expuesto", o simplemente se limita a escribir insultos variados, que llegan a provocar risa. ¿Por qué?  Porque creemos que nosotros nunca haríamos lo que el otro hizo, porque nos mantenemos en la máscara, en la superficialidad, queremos que los demás nos acepten, nos aprueben.  Nuestras apéndices de inmaduro desarrollo infantil siguen ahí, colgando de nuestro cuerpo emocional sin ser resueltas, suplicando a nuestra madre, a nuestro padre, que nos acepte, que nos ame.